2013


DESDE EL ARTE Y LA CULTURA

TOD@S TRABAJANDO POR UNA


ASAMBLEA CONSTITUYENTE

NUEVA CONSTITUCIÓN

viernes, 19 de noviembre de 2010

El crisol político del Teatro Argentino

De los países de América Latina, Argentina ha gozado, a lo largo de su historia, de una actividad teatral prolífica y creativa. En parte esto se debe a que desde fines del siglo XIX, Buenos Aires se ha convertido en un centro multicultural y pluriétnico. De hecho, entre el 1880 y el 1930, más de tres millones y medio de inmigrantes -con preponderancia de italianos y españoles pero también franceses, árabes, irlandeses, alemanes, entre otros- desembarcaron en Argentina en búsqueda de una nueva vida. Un buen número de ellos se insertaron en la producción agrícola–ganadera y algunos pocos lograron ser propietarios de tierra. Entre ellos, un gran sector se localizó en ciudades del interior del país y especialmente en la ciudad de Buenos Aires. De esta manera, la fuerte afluencia de inmigrantes contribuyó al enriquecimiento del teatro argentino, introduciendo, entre otras cuestiones, ciertos géneros europeos como la Commedia dell’Arte italiana, el sainete y la zarzuela española.Es a partir del entrecruzamiento entre culturas de distinto origen que surge, en 1886, lo que puede considerarse como la primera expresión de teatro nacional argentino. Se trata de la obra “Juan Moreira” presentada en el Circo Criollo de los hermanos Podestà.Con este espectáculo se asiste por primera vez a una puesta en escena original y autónoma de los géneros europeos. Este nuevo género teatral mezcla artes del circo y del teatro, recogiendo en su repertorio mayormente mitos populares.


Asimismo, a partir de los años 30, con el Teatro del Pueblo de Leonidas Barletta nace el teatro independiente. Este movimiento teatral inaugura una corriente artística innovadora que concibe este arte como una verdadera manera de “pensar y de hacer el teatro”. De esta forma, el teatro argentino se abre a los temas sociales más polémicos y se consolida como un fenómeno paralelo al teatro oficial subvencionado, forjándose un teatro económicamente independiente, autofinanciado así como más libre en lo que respecta a sus contenidos y puestas en escena.


Introducción al Teatro Político en Argentina


por Marta Mariasole Raimondi


El teatro, en tanto actividad escénica que se desarrolla a través de la relación entre actores y público, es un acontecimiento público por excelencia. Manifestación artística que representa la vida del hombre, su manera de percibirse y de percibir el mundo que lo rodea, el teatro es una expresión de la cultura de una sociedad y de su manera de relacionarse con la realidad. Hablar de ‘teatro político’ en relación a una actividad artística, estructuralmente tan dependiente del contexto social, resulta ser un verdadero desafió epistemológico. Sin embargo la noción de “teatro político” tiene un origen reconocido en los acontecimientos artísticos que tuvieron lugar durante el siglo XX a partir de autores como Erwin Piscator (1893-1966) y Bertolt Brecht (1898-1956). Estos autores concibieron al teatro como un mediador capaz de posibilitar un análisis de corte histórico y sociopolítico. Tanto Piscator como Brecht se convirtieron en un punto de referencia para todas las experiencias de teatro político que tuvieron lugar en lo sucesivo, especialmente durante el renacimiento cultural que se dio durante las luchas ideológicas de los años 60. En este período surgirán los trabajos del Living Theatre en Estados Unidos y el Teatro del Oprimido en Brasil. Ambos fenómenos sirvieron de evidencia de las “corrientes” de teatro político que se expandieron por fuera de Europa, tanto como instrumento de reivindicación política como forma de expresión del malestar social.
Esta tendencia fue evolucionando y diversificándose en las décadas posteriores, dando lugar a distintas expresiones que en general estuvieron en consonancia con las transformaciones del contexto social e histórico en el cual se generaban. En tanto fenómeno artístico, generalmente relacionado a una ideología de izquierda, hablar de ‘teatro político’ hoy en día, se vuelve un desafío complejo. En este marco, el propósito del presente artículo es analizar ciertas expresiones teatrales de los años sucesivos a la última dictadura argentina (1976-83), buscando explicar cómo el teatro pudo representar una herramienta política en dicho país.
Durante la investigación realizada en Buenos Aires -de septiembre a diciembre del 2006- me he interesado especialmente por las manifestaciones teatrales que se generaron en particular a partir de la crisis económica del 2001. Los interrogantes que movilizaron su estudio y que fundamentan este artículo son las siguientes: ¿Qué forma de expresión asumió el teatro en situaciones de crisis socio-política bajo una democracia?, ¿Qué tipo de prácticas políticas logran expresar estos teatros? En este sentido, nuestro artículo trata al teatro como manifestación artística capaz de develar, entre otras, las relaciones sociales, las dinámicas del poder, las prácticas políticas.


lunes, 13 de septiembre de 2010

jueves, 26 de agosto de 2010


Entrevista en el diario EL CIUDADANO a la compañía TEATRO PÚBLICO a propósito de la temporada de su tercera obra CELEBRACIÓN.

Haga click sobre la imagen para ampliarla...

domingo, 22 de agosto de 2010


La maldicion de la Independencia. (I parte)
Por David Arancibia.

Mi hermano alguna vez me comentó que muchos de los hechos ocurridos este año responden a la maldición del Bicentenario. Yo creo más bien es la maldición dejada por nuestros padres de la patria, y quienes forjaron hace 200 años el cabildo abierto también conocido como Primera Junta (Uh que miedo!) Nacional de Gobierno un dia 18 de septiembre de 1810. Una patria forjada por generales, aristocratas, traiciones, muertes y robos.

Ahora entiendan ustedes porque la historia de Chile se ha escrito como se ha escrito.Ahora bien, que es lo que ha pasado este año:

Tenemos un presidente de Derecha (que apoyó la dictadura de 1973, se hizo rico gracias a ella, y es el principal exponente de la instalación del sistema neoliberal en nuestro país, fuera de otros ilícitos más) tuvimos un terremoto de gran magnitud, y ahora tenemos en el norte a mineros atrapados en una mina. Solo por nombrar algunos de los hechos que han marcado la maldición este año.

Pero mi pregunta recaba también cien años atrás en el tiempo, y ha de saber usted que quien gobernaba en 1910 era del Partido Nacional, analógicamente al de ahora que es de Renovación Nacional, que no es lo mismo pero es igual.El presidente aquel era Pedro Montt quien es responsable de las principales matanzas obreras de aquellos tiempos, el cual lamentablemente no logró terminar su mandato porque se murió de arterosclorosis y arritmia cardíaca. Le sucedió su ministro del interior Elias Fernandez Albano quien también murió de enfermedad. Luego le sucedió Emiliano Figueroa por nombramiento de la camara, y finalmente designado por liberales y conservadores entró a gobernar Ramón Barros Luco acreedor de su nombre a un tradicional Sandwich. Notese que su excelencia de ese entonces había participado de la "junta" (que temible palabra) en Iquique en 1981 que se alzaría en contra del gobierno de Balmaceda, y luego de eso volvió como si nada a sentarse en un sillón de la cámara como si nada importase. Bueno, como suele suceder en este país, y no tan solo de parte de un bando, sino que de todos.Estos son los primeros datillos historicos que de antemano supongo todos sabemos, pero que a veces es bueno recordar. Pronto se vienen más datos. Si usted quiere compartir más datos acerca de la Maldición de la Independencia por favor hágalo.(Continuará...)

sábado, 7 de agosto de 2010

LA DEMOCRACIA PERDIDA QUE EL TEATRO PRETENDIÓ BUSCAR.

Texto escrito a propósito de la presentación de la obra I (indios), quinta parte y finalización del proyecto PENTALOGÍA FRAGMENTADA DEL BICENTENARIO, de Teatro Versión Oficial.


¿Vivir en Chile puede ser un verdadero castigo?

Esa fue la pregunta con que iniciamos hace 5 años nuestro proyecto. La respuesta al llevar a escena nuestra quinta obra I (indios) es sí lo es. Categóricamente lo decimos. Nos encontramos en nuestro recorrido con un país a medias, manejado por una coalición que nos inyectó anestesia en nuestra memoria, que apuntó con el dedo a los militares al mismo tiempo que creaba una oficina de inteligencia que aniquiló a los que resistieron en el país y los hicieron llegar al poder. Traición de Aylwin, Frei, Lagos y todos los que estuvieron 20 años mintiéndonos y de quienes es la responsabilidad que hoy nos gobierne la derecha mercantil. Nos encontramos con un ejército carente de héroes, que rememora derrotas y organiza desfiles de escolares para rendir culto a traidores que señalaron a su igual como enemigo, persiguiéndolo, acorralándolo y asesinándolo. Entramos en la intimidad del ciudadano para descubrir su rabia contra el sistema y sus gobernantes; embriagándonos del deseo de legítima venganza que aflora al leer las noticias, ver la televisión y ser testigos de la desgracia que habita en los ojos y almas de nuestros iguales, aquellos descendientes de nuestro habitante originario, el marginado; a quien se menosprecia por ser indio, roto, pobre o moreno. Esa es nuestra radiografía, esa que partió con el testimonio de una delatora de la dictadura y que nos abrió el botón de la rebeldía; esa que nos convirtió en adultos con almas grises, descreídos de un país burgués con ganas de parecer proletario, un país fracturado con ganas de ser uno solo. Esta es la democracia por la que muchos chilenos perdieron la vida. Democracia de mierda. Feliz Bicentenada.

Jesús Urqueta / Víctor Montero

Teatro Versión Oficial.


lunes, 2 de agosto de 2010

MALTRATO POLICIACO Y AMENAZAS


Estimados amigos:

Mi nombre es Simón Andrés Palominos Mandiola, RUN 15.566.586-6. Soy sociólogo, titulado en la Universidad de Chile, y me dedico a temas de estudios culturales, gestión cultural y estratificación social; trabajo en la misma Universidad y en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. No tengo afiliación política; sin embargo, mis convicciones políticas son abiertamente de izquierda. Jamás me he visto envuelto en actividades ilícitas de ningún tipo; y a pesar de ser decididamente crítico del manejo político, social y económico de nuestro país, tengo un marcado sentimiento y afinidad. Nací en dictadura, en una familia de estrato socioeconómico medio-bajo, y a partir de mi formación y mis convicciones he comprometido mi vida a contribuir para hacer de Chile un país igualitario y democrático, con énfasis en los sectores no sólo vulnerables, sino efectivamente vulnerados de nuestra sociedad.

El día sábado 19 de junio de 2010 , alrededor de las 16:30 horas, salí junto a Valentina Terra Polanco de mi domicilio, ubicado en calle Andes N° 2168, comuna de Santiago, en dirección al supermercado ubicado en calle Ricardo Cumming esquina Compañía; un trayecto de cerca de diez minutos por las calles de mi barrio, en Santiago Centro.


Al regresar por la misma plaza observamos que un grupo de aproximadamente 6 carabineros agredía a un par de indigentes cerca de los vehículos policiales, aparentemente para llevarlos detenidos. Las personas estaban en deplorable estado de ebriedad y no oponían resistencia alguna a la acción policial; no obstante, eran agresiva y arrogantemente golpeados e insultados por los carabineros.


El abierto acto de violencia nos indignó, y mi reacción natural fue tomar mi celular y registrar el evento con la cámara digital incorporada, a una distancia de al menos 30 metros. Los carabineros, al percatarse de mi registro, agresivamente se abalanzaron sobre mí. Un carabinero me gritó “y tú que creí que estai haciendo?”, solo atiné a responder “un acto ciudadano”. Sin ninguna otra palabra de su parte o de la mía (ya que, fuera de insultarme, no me pidieron identificación ni nada que respondiese a un procedimiento regular) me redujeron, golpearon, quitaron el celular, esposaron, y arrastraron hasta el vehículo policial. Pude observar por la ventana que un carabinero (que logré identificar por sus distintivos como el Subteniente Hormazábal) manipulaba insistentemente mi celular; imagino que con la intención de deshacerse de la evidencia registrada en él.


Luego de aproximadamente 40 minutos, fui llevado a la Tercera Comisaría de Santiago. Fui encerrado, aún esposado, con los detenidos ya mencionados. Luego de aproximadamente media hora se me retiraron las esposas, y el carabinero que me agredió procedió a informarme de manera poco clara las acusaciones en mi contra: el supuesto “delito” (como se me indicó) de fotografiar en la vía pública a carabineros, oponerme a identificarme y obstrucción a la acción policial. Fue mi oportunidad de identificar claramente al agresor quien me golpeó durante la detención; se trata de un conocido de El Ciudadano: el Cabo Primero Bustamante.


Continuando con los insultos, el Cabo Primero se dio el lujo de intentar articular un discurso en contra de los grupos de izquierda, me aclaró explícitamente que tenía un problema personal conmigo, y finalmente dijo que si yo continuaba tomando fotos, mi madre y mi hermana pagarían las consecuencias. Esta última frase me dejó helado, pues la entiendo claramente como una amenaza: el Cabo Bustamante, supuestamente encargado de proteger la seguridad mía, de mis seres queridos, y de la ciudadanía en general, que maneja información privilegiada sobre mi domicilio y el de mi familia, y que además tiene un acceso “legítimo” a ejercer fuerza física; sobre la base de un acto determinado (el filmar un acto de violencia excesiva) es capaz no sólo de detenerme de manera irregular y de levantar falsos cargos en mi contra (rehusarme a dar mi identificación y obstruir la acción policial; algo bastante difícil encontrándome a más de 30 metros de distancia) sino que además me amedrenta poniendo en juego el bienestar de las personas que amo.


Seguí detenido hasta casi las 23:00 horas, momento en que se me devolvió el dinero que llevaba, mis anteojos ópticos (que me fueron requisados), mis cordones y mi manojo de llaves. Mi celular, en tanto, fue retenido, informándoseme que sería enviado a Fiscalía.


Al leer la relación de los hechos que figura en mi causa, pude ver que los eventos consignados son –en lo que respecta a mi participación- absolutamente ficticios. Se indica falsamente que fui detenido en la intersección de las calles Santo Domingo con Rafael Sotomayor, en plena Plaza Yungay. Como ya he dicho, fui detenido en la Plaza Panamá, específicamente en la esquina de las calles Delfina con Martínez de Rozas, apenas a dos cuadras de mi domicilio. Es absurdo que, viniendo del supermercado, me desviase tantas cuadras para obstruir la acción policial, pues la distancia entre un lugar y el otro supera las 10 cuadras. Asimismo, se argumenta que –a pesar de lo dicho durante mi detención- se me capturó por no identificarme, cosa que es falsa, como seguramente se encuentra registrado en la grabación de mi teléfono.


Al momento de ocurridos los hechos desconocía que el grabar a Carabineros cometiendo un acto de violencia fuese algo ilegal; sin embargo, de haberlo sabido, de todas maneras hubiese levantado un reclamo formal y seguido las acciones legales correspondientes por los canales establecidos. Reconozco, por tanto, que grabé intencionalmente la agresión de Carabineros. No obstante, toda la cadena de eventos por los que se me imputa posteriormente es absolutamente falsa. Asimismo, si bien no es mi rol juzgar la inocencia de los indigentes, eso no exculpa a los efectivos policiales por los actos de violencia cometidos contra ellos y especialmente contra mi persona.


Manifiesto desde ya mi decisión de comunicar a medios de prensa lo sucedido, y participar activamente en acciones judiciales destinadas a:


1) Restablecer mis derechos fundamentales.

2) Sancionar las acciones irregulares del equipo liderado por el Subteniente Hormazábal (a quien entiendo como el oficial a cargo de los actos de violencia y de mi detención).

3) Denunciar ante la justicia las agresiones y amenazas cometidas por el Cabo Primero Bustamante contra mi persona y mis familiares.

Espero me ayuden a difundir el hecho, y les cuento que pueden contar conmigo para lo que requieran.

Saludos fraternos

Simón Palominos

domingo, 20 de junio de 2010

LONGUEIRA !!!!!!!! tenías razón....


Estas última semanas se ha generado un conflicto entre el gobierno y la ahora opositora Concertación debido a la autoría intelectual de las propuestas expuestas por Piñera este pasado 21 de Mayo. Frente a esta polémica varios integrantes del Senado y la Cámara de Diputado han expuesto sus puntos de vista. Entre ellos nuestro querido Longueira (sí, el de "la tenís corteira") expuso una impresión de una lucidez inusitada para el personaje: él no comprendía por qué la Concertación acusaba al gobierno de “continuista” cuando, dijo, “ellos gobernaron durante 18 años como un gobierno de derecha, entonces es natural que seamos continuistas”. Brillante Longueira. Lo dijimos una y otra vez durante la campaña presidencial, invitando a votar nulo dado que los dos candidatos representaban los mismos intereses, los intereses de las transnacionales y los grandes grupos económicos nacionales, es decir los intereses de los ricos de Chile y de todo el mundo. Lo dijimos una y otra vez, y sin embargo gran parte de los que desean un cambio profundo y real para Chile insistieron en establecer una diferencia entre ambos candidatos, como si de verdad creyeran en la existencia de un mal menor, cuando el mal es uno solo, y lo sustentan tanto la Alianza como la Concertación: el modelo político y económico bajo los cuales desarrollamos nuestras relaciones personales y sociales.

Nuestros compañeros trabajadores del arte y la cultura que temían que el gobierno de Piñera perjudicaría el “enorme” desarrollo del arte y la cultura impulsado por la Concertación pueden estar tranquilos, hasta aquí no ha cambiado nada, y es lógico, si los gobiernos anteriores concibieron y desarrollaron arte y cultura de mercado como lo hicieron con la salud, la educación o las relaciones laborales es normal que la Alianza continúe con esas políticas, pues son las correctas para el modelo económico que todos ellos, juntos como hermanos, han desarrollado. El único peligro real es que la Alianza tenga la capacidad y el descaro que la Concertación no tuvo para profundizar y radicalizar la condición mercantil del arte y de nuestro patrimonio cultural.

El nuevo Centro Cultural Gabriela Mistral será una de las estrellas en el mes de la Celebración y los protagonistas de este evento, los llamados a engalanar con sus creaciones la fiesta, seguramente serán los mismos que le han dado vida al “crecimiento” de la actividad artística durante los gobiernos de la Concertación y el público seguirá “bajando” a ver los espectáculos al centro de Santiago, a no ser que opten por una de las numerosas salas que se van instalando en el “barrio alto”. Quizá debieron construir el Gabriela Mistral en Vitacura.

Longueira nos ha dado una lección de lucidez política. Espero que ilumine el camino hacia la convicción de que es urgente crear un frente amplio de individuos, partidos y agrupaciones sociales que trabajen juntos para generar un cambio de Constitución que nos permita optar democráticamente a fórmulas de Gobierno que protejan los intereses populares y no los intereses de los bicentenarios depredadores de nuestro país.

Pedro V.

miércoles, 19 de mayo de 2010

ATENCIÓN !!!!!!!!


SEGUNDO ENCUENTRO DE ARTISTAS
POR UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE





viernes, 14 de mayo de 2010

PRIMERO DE MAYO DEL 2010


El sábado 1 de Mayo Todos Trabajando se hizo presente en la tradicional marcha organizada por la CUT como una manera de concretar el deseo de participación ciudadana expuesto por los trabajadores del arte y la cultura congregados en el “Primer encuentro de artistas por una Asamblea Constituyente” llevado a cabo en el mes de Marzo del presente año.

Para ello es que enviamos una invitación a todos los asistentes a dicho evento y en general a quien quisieran sumarse a la marcha a congregarnos tras el lienzo “Desde el arte y la cultura: Asamblea Constituyente, nueva Constitución”.

Esta invitación tuvo una respuesta que nosotros consideramos exitosa; cerca de treinta personas se unieron a esta iniciativa, un número muy superior a las cinco personas (todos trabajando) que éramos el año pasado en la misma actividad.

Estudiantes y trabajadores del teatro, la danza y la música avanzamos al son de la banda de “La Vitrina” reclamando por un cambio de Constitución para Chile a través de una Asamblea Constituyente hasta las cercanías del escenario dispuesto para el acto oficial, acto que no presenciamos, pues nos retiramos antes de escuchar las palabras de los dirigentes que durante los gobiernos de la Concertación no fueron capaces o no tuvieron la voluntad política de defender los intereses de los trabajadores, manteniendo un coqueteo irresponsable, por decir lo menos, con el empresariado defendido en sus intereses por la correspondiente administración del gobierno.

No podemos dejar de mencionar el impresionante despliegue de fuerzas especiales, un despliegue ni siquiera visto en tiempos de la dictadura, una demostración de fuerza y prepotencia dignas de nuestra nueva administración.

Estamos contentos con el resultado de nuestra convocatoria, pero sin duda hubiésemos querido ser muchas más voces reunidas. No faltará la ocasión para congregarnos nuevamente.

Hasta entonces.

Todos Trabajando.

lunes, 12 de abril de 2010

Algunas palabras a propósito del Primer Encuentro de Artistas por una Asamblea Constituyente.


Hace dos semana aproximadamente llevamos a cabo el “Primer Encuentro de Artistas por una Asamblea Constituyente” y es ahora que compartimos algunas conclusiones.
En primer lugar quisiéramos agradecer sinceramente a las compañías, exponentes invitados y a todos quienes aportaron con su trabajo y asistencia a la realización de este evento. Si, agradecemos a todos lo asistentes, pues este tipo de actividades no tendrían sentido sin la presencia activa de los que piensan y sienten la urgencia de un cambio en nuestro sistema de relaciones políticas, económicas y sociales.
Lo más importante es que nos hemos congregado, visto las caras e intercambiado puntos de vista y posiciones un gran número de personas que nos damos cuenta, a través de este tipo de experiencias, que no estamos solos, que somos decenas, cientos, miles y millones de personas las que queremos vivir en una sociedad justa.
El primer día se presentó “Sin editar”, obra escrita y dirigida por Marcelo Arcos, la que instaló y fragilizó paradigmas fundamentales de un aspecto trascendente de nuestra construcción ciudadana, la Educación. Cabe destacar que este texto surge como respuesta inmediata a las “Movilizaciones Pingüinas” del año 2007, en el marco del evento “Dramaturgia en Emergencia”. Posteriormente se llevó a cabo la mesa de exposición a cargo de Daniela Misle, presidenta de la Corporación “Parque Cultural de Valparaíso Ex Cárcel”, Carlos Fuentes, productor de la Compañía “Teatropello” de Talca y Nelson Avilés, integrante de la Compañía de danza “la Vitrina” de Santiago. En esta exposición y debate se abrieron espacios de conversación sobre cómo se rige el hacer artístico y cultural desde las políticas culturales dirigidas por la Concertación y lo que se espera de la nueva administración, todo esto puesto en tensión con experiencias de los mismos expositores quienes, en conjunto con sus agrupaciones, levantan discursos y acción a partir de la resistencia y la producción artística independiente.
Uno de los puntos expuestos fue la clara tendencia de “Mercado” por la cual se rigen las políticas culturales, así como gran parte de nuestros espacios de desarrollo y convivencia social. Es importante destacar que nuestra Constitución actual, instalada por la dictadura de Pinochet y reafirmada por la Concertación durante el gobierno de Ricardo Lagos, es una Constitución diseñada para el perfecto funcionamiento del modelo Neo- liberal, forma de convivencia que sitúa al “Mercado” como el regulador primero, si no absoluto, de nuestras relaciones sociales. Entonces es impensable un modelo cultural otro que el delineado por la lógica del “Mercado” en un país cuya Constitución lo sitúa por sobre el Estado y las estructuras políticas de nuestra institucionalidad. Así, podemos observar que si bien la Constitución no hace especial referencia al tema del Arte y la Cultura, define y proyecta su desarrollo dentro de la misma esfera del resto de los ámbitos de nuestra sociedad. Para desarrollar un modelo cultural diferente, entonces es imprescindible un cambio de Constitución.
Esta primera jornada dejó de manifiesto la necesidad de seguir creando instancias donde los trabajadores de la cultura reflexionemos sobre el quehacer y desarrollo artístico y cultural, en las que expongamos qué entendemos por cultura, cómo pensamos y definimos nuestro lugar como sujetos sociales y compartir nuestras reflexiones y experiencias sobre las premisas políticas y económicas que condicionan nuestra actividad. En definitiva pensamos que el encuentro desde su primer día abrió un espacio para que todos los que sentíamos una necesidad urgente de encontrarnos con quienes compartir y aglutinar opiniones, ideas y propuestas, nos enfrentáramos y potenciáramos instancias de comunión.
Al día siguiente se presentaron con su obra nuestros amigos de Talca, la Compañía de Teatro “Teatropello”, con un ejercicio dirigido por Manuel Ortiz, “El Volantín”, creación colectiva en el marco del la “Escuela de teatro del Maule”, el cual instala sobre escena el problema de la absorción de los grandes monopolios a la factura artesanal de artículos de entretención (volantines). Terminada la obra fuimos testigos directos de la tragedia sembrada por el terremoto de febrero: nuestros compañeros, emocionados, compartieron con el público asistente el dolor de haber perdido el “Teatro Chico”, espacio construido con mucho trabajo, amor y dedicación, y que, lamentablemente, tendrá que ser demolido. A pesar de ello, no quisieron estar ausentes de este evento, impulsados por la convicción de la importancia de un cambio de Constitución para Chile. Muchas gracias compañeros.
Después de la función se llevó a cabo la mesa de diálogo y discusión “Por qué y cómo una Asamblea Constituyente, Nueva Constitución para Chile” a cargo de nuestros invitados Víctor de la Fuente (Director Le Monde Diplomatique, Chile), Eduardo Artés (Primer Secretario del Partido Comunista Chileno Acción Proletaria PC(AP)) Y Gustavo Ruz (Comité Iniciativa por una Asamblea Constituyente). Lo expuesto en esta mesa de diálogo nos permitió una visión histórica y actual del origen y resonancia que tiene en nuestro quehacer cotidiano nuestra carta constitucional, ciertas experiencias de países hermanos que han intervenido su presente y futuro a través de propuestas de Constitución que emergieron desde las voces de organización popular y algunas directrices que debieran tomar todos los sectores sociales organizados para iniciar, a través de una Asamblea Constituyente, un profundo proceso de modificación social.
Finalmente, nuestros amigos y compañeros de “Ropa Americana”, se hicieron presentes en esta iniciativa, compartiendo con los asistentes algunos temas de su repertorio.
El tercer día tuvimos la posibilidad de presenciar “C (Civil)”, de la Compañía “Versión Oficial”, escrita y dirigida por Jesús Urqueta, la cual ficciona a partir del día previo a la elección presidencial del año 2009 y que empuja al espectador a la acción concreta contra las instituciones que sustentan y alimentan nuestro actual orden social, político y económico.





Creemos que esta experiencia ha dejado ciertas certitudes:

Que es urgente organizarse en pequeños o grandes grupos de personas a partir de deseos, contradicciones y proyectos sociales comunes.
Que es urgente difundir en la ciudadanía, a través de cada uno de nuestros campos de acción, la necesidad de cambiar nuestra Constitución, a través de la aproximación de nuestros conflictos ciudadanos a la carta Constitucional.
Que la idea de una Asamblea Constituyente es una fase política que permite congregar, unir fuerzas y direccionar las inquietudes de todos aquellos que esperamos la caída definitiva de nuestro capitalista sistema de relaciones.
Que las manifestaciones artísticas son y pueden convertirse en un medio propagandístico ( y no sentimos temor al decir esta palabra a pesar de su censura posmoderna), sin alejarse de las necesidades formales o estéticas de cada artista o grupo de creadores.
Que los artistas y trabajadores del arte y la cultura somos también ciudadanos y debemos ejercer nuestra responsabilidad como tales, acercándonos activamente a la vida política del país, participando en marchas, acciones y eventos ciudadanos.

Gran número de personas asistieron a este evento, disfrutaron de los trabajos de nuestros compañeros de las Compañías invitadas y participaron, a través de sus reflexiones y puntos de vista, de las mesas de exposición y diálogo. La participación artística y ciudadana de nuestros compañeros trabajadores del arte y la cultura es la que nos da la sensación de haber cumplido con el propósito primero de esta actividad: congregar, discutir e instalar la necesidad de organizarnos para actuar. Tenemos ahora la posibilidad de aunar fuerzas en una propuesta concreta de acción: una nueva Constitución que surja desde el seno de las organizaciones populares y no desde los acuerdos de interés de la política parlamentaria.
Hemos sentido el peso de la responsabilidad de llevar a cabo este tipo de actividades, pero descansamos en la convicción de que las compañías, grupos, e independientes inspirados en la misma inquietud, lleven a cabo acciones de fomento y difusión de la importancia de un cambio constitucional para Chile a través de una Asamblea Constituyente. Esta es la confianza de no sentirse solo; la convicción de que somos masa, masa que debe organizarse, relacionarse y actuar cada vez más en conjunto y en una misma dirección, esa dirección es el derrocamiento de un sistema de relaciones sociales que se funda en el individualismo y la protección de las reivindicaciones personales y no colectivas, las que son la base del desarrollo humano, en libertad, confianza y seguridad de que perteneceremos a un cuerpo social responsable y disciplinado en la convivencia y el respeto.
Dialogar, es el verbo preciso en este momento de desorganización, confusión y desamparo ideológico. Ahí estaban estudiantes y profesionales del teatro, la sociología, ingeniería, construcción o historia, artesanos, titiriteros, empleados, profesores y trabajadores deseosos de establecer sus oficios o profesiones fuera de las esferas de lo oficial, del exitismo que se promulga como única forma de desarrollo personal y con el que comulgan gran parte de nuestros compatriotas y nuestros “compañeros” trabajadores del arte y la cultura.
Importante es destacar la acogida que tuvo este evento por parte de “Casa Matriz” y el trabajo de todos los que han hecho posible esta instancia: compañeros, expositores y compañías impulsadas por un deseo ciudadano; ese deseo no espera remuneraciones, ni protagonismo, ni beneficios más que el de construir una sociedad justa y verdaderamente democrática.
Compañeros, el arte nos da la posibilidad de representar al hombre la imagen del hombre, hagámonos cargo; comerciar o tranzar con la imagen de el hombre hace tanto daño como los medios reaccionariamente ideologizados y organizados, o los sistemas políticos burgueses, responsables de acciones que defiende sus propios intereses
Somos parte del aparato subjetivo de construcción de la realidad, desde ese espacio podemos contribuir a una modificación profunda de nuestra realidad, pero para eso debemos hacernos cargo de los procesos sociales, debemos ser “ciudadanos”, responsables del quehacer político de nuestra sociedad.
La cultura post- moderna, fraccionaria, reaccionaria, “jodida, requetejodida , nos invita al individualismo, a la desorganización, al caos, al capitalismo en su expresión contemporánea: el neoliberalismo. Ese es el mal que nos aqueja, desde las relaciones laborales hasta nuestra convivencia con la naturaleza, nuestra fuente de subsistencia, nuestro entorno.
Reflexionemos y actuemos desde cada uno de nuestros campos de acción, hagámonos cargo de nuestro lugar en la historia, gritemos todos juntos, como trabajadores del arte y la cultura: Asamblea Constituyente, Nueva Constitución para Chile.

Teatro Público.
Todos Trabajando.

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Qué tiene de chilena la dramaturgia chilena?


Texto curatorial escrito por Marcelo Arcos para inaugurar la mesa "¿Qué tiene de chilena la dramaturgia chilena?" en el contexto del encuentro Ambacham


Ésa es la pregunta que abre esta mesa. Abrimos con una pregunta y no con una afirmación, porque así colocamos en crisis la idea de identidad por medio del elemento de construcción lingüístico-narrativo que es la dramaturgia. La dramaturgia, desde ahora, no sólo entendida en torno al papel, como mera elaboración literaria, sino que más bien en su plano de acción, o sea, la dramaturgia como constructor de realidad.

Me es inevitable pensar que detrás de cada texto escrito existen decisiones tomadas por el autor, que es parte de la acción política de crear realidad por medio de la palabra. Esas decisiones son las que componen al autor como un sujeto hablante de su realidad, un generador de realidad por sobre todo, a través de su implicancia política en la sociedad, en el cómo percibe su entorno y en el cómo pretende desarrollarlo en la acción teatral.

Tomar la pregunta “¿Qué tiene de chilena la dramaturgia chilena?”, me hace pensar en otras dos preguntas: ¿Para qué se escribe dramaturgia en el Chile de hoy? Ó ¿para quién se escribe dramaturgia en el Chile de hoy?

Para abrir estas preguntas, antes quiero desenvolver una idea que da vueltas en mi cabeza desde hace un rato ya, y que trata justamente acerca del teatro y su acción, o sea, del desarrollo mismo de sus ideas.

Pienso, en primer lugar, que no debiéramos ir al teatro sólo para ver al Teatro. El teatro no es más que una operación otra sobre la realidad, pero no es realidad más que en tanto ocurre en ella como una operación más de la vida (y tal como una operación más de la vida, puede modificarla). Creo que no debiéramos salvaguardar lo que el teatro es (en su forma), sino que más bien lo que éste genera (su acción de construcción). El teatro como un elemento político no oficial, autónomo, perteneciente a la sociedad, a sus deseos, a sus sueños, a su intención profunda de hacer justicia, aunque esto suene complejo. Resguardar por estas acciones al teatro, pero nunca más allá que la Vida misma. El teatro no debiera soñarse a sí mismo, porque es la vida de los hombres que sueñan lo que hace que exista el teatro. El teatro es lo que la vida es en su tiempo y nos otorga la posibilidad material, metafísica y política de ver lo que tampoco la vida es en su tiempo, sino que aquello que podría ser, lo que está por construirse. El teatro (o el arte si se quiere) es mayor resistencia si comprende un hecho de todos en su participación, y no sólo de los teatristas o artistas o gestores de cultura, porque eso indica cuán cerrado en la academia se ha instalado el arte.

Esto último me lleva a una conversación en clases con Ramón Griffero, quien hacía hincapié en cómo la filosofía históricamente había pasado de tener una participación activa en la ciudadanía para terminar enclaustrándose en la academia. ¿Y es que acaso no sucede lo mismo con nuestra elaboración artística actual en nuestro país? Y digo esto, al menos, pensando en este centro que es Santiago, cuna de la amplia mayoría de las escuelas de teatro del país, y no en la Europa centralista que desconozco como experiencia, pero que se me acerca tanto como se me esconde como referencia. Utilizando esta cita de Ramón me pregunto: ¿A alguien le interesa lo que le sucede al teatro más que a sus creadores? Sí, podrán decir que es una crisis que corresponde a un nivel específico y por tanto hay gente señalada para resolver eso, así como un médico cardiópata se encargará de una afección cardíaca. Sí, pero estamos hablando no de un cuerpo individual, donde un enfermo es un hombre, hablo de un cuerpo colectivo, donde lo que debiera de adolecer cuando adolece no es el problema del creador, sino que más bien el problema de todo un conjunto social a resolver. El teatro dejó de ser un tema de revisión común. ¿Y cuándo lo fue se preguntarán? Bueno, cuando fue útil para la sociedad: en plenas movilizaciones obreras (revisen a Recabarren o a los dramaturgos anarquistas de inicios de siglo pasado), también cuando la brecha social se establecía cada vez más y era necesario plantear problemáticas de clase (pienso en Juan Radrigán y su marginalidad no lucrativa), o cuando la dictadura era visible asesinando y desapareciendo el cuerpo país. ¿Y es que ahora no existen motivos útiles para escribir? Yo al menos creo que los hay, sólo que todo se ha escondido bajo una hermosa alfombra comprada desde el extranjero que se llama neoliberalismo y que este Estado acogió dichoso como herencia perra para el pueblo de la dictadura. Quizás algo afectó todo este sistema económico a nuestra educación; quizás algo tiene que ver con los circuitos cerrados validantes del arte; quizás algo tiene que ver con la persecución de este estado contra los focos contraculturales de formación artística no académica, comunitarias; quizás algo tiene que ver con la pobreza delirante con sabor a quinto rebote del sueño americano gringo, muerto hace décadas que ahora los tiene con una paranoia y condiciones de salud horribles.

Agradezco estas instancias en último caso, o debiera decir en primer, porque estas instancias de autogestión provienen del puro deseo de construir arte y reflexión en comunidad. Los intereses no surgen de un afán individualista del arte en sí mismo, de los golpecitos en las espaldas de felicitaciones por el nuevo trabajo deslumbrante por su retórica fina acerca de la marginalidad. Aquí se construye arte desde un lugar parecido al obrero que se sube al andamio, así de desprotegido, así de trabajador para sobrevivir. Agradezco así a muchos como la familia Fuentes en Talca, al Fetef en Temuco, a la gente del Teatro Fiado en Hualañé, la nueva escuela uno de San Antonio, la desaparecida okupa Akí, entre otros. Instancias que no surgen de un acto académico forzado, donde después de que pagamos lo que pagamos por estudiar, debemos salir al mercado a ejercer nuestra fuerza de trabajo en el vil lugar de la competencia y el éxito, bajo acciones de producción masiva, que en muchas ocasiones carecen de profundas reflexiones sobre qué se está haciendo, porqué y para qué.

Así llego otra vez a las preguntas, por medio de la médula de ideas que construyen en parte una obra de teatro: su dramaturgia. Las preguntas: ¿para qué se escribe dramaturgia en el Chile de hoy? Y ¿para quién se escribe dramaturgia en el Chile de hoy?, parecen estar respondiéndose por medio de la trampa de la academia-arte, que acelera la producción de arte forzado bajo un encierro de reflexiones meramente estéticas, generando un avance para dentro de sí mismo y no en conjunto armónico con el suceder histórico de su sociedad. Santiago a Mil es, por citar un ejemplo, un lugar de la máquina del arte oficial, donde el arte responde primeramente al arte bajo la lógica productivista del mercado.

Pero ya quiero salirme de todo esto para volver a la pregunta inicial que me llevó a hacer este camino de ideas acerca de la academia, el teatro y su carácter de utilidad. ¿Es acaso la Muestra de Dramaturgia Nacional el lugar de referencia para hablar de una dramaturgia chilena? ¿O tal vez una compilación de un libro titulado Dramaturgia Chilena Contemporánea? En cualquiera de los casos me he situado en ambos e igual siento una presión para responder esta pregunta identitaria sobre la acción de escribir.

Para abrir un poco más éste sentir, presentaré un recuerdo vivencial que puede que sirva al caso. Y es que para la entrega de resultados de la última muestra de dramaturgia nacional, a la que asistí como oyente, realizada el año pasado en Sidarte, a cargo desde ahora por Néstor Cantillana y con la presencia de la ministra de cultura Paulina Urrutia en el escenario, fui testigo de una explicación sobre el cómo habían logrado conseguir la imagen que serviría de propaganda para esta nueva versión: se trataba de una fotografía tomada a un mural realizado por el artista callejero Vazko. Ellos le nombraban con cierta dificultad, por no encerrarse éste dentro de la academia ni de la oficialidad, por cuanto incluso apareció la palabra marginal entre sus calificativos. Vazko empezó a ser nombrado así, luego de una cita de reconocimiento a su trabajo, como un artista y entonces fue que me pregunté: ¿Es que acaso Vazko es arte gracias a que la ministra Paulina Urrutia como entidad de la cultura valida su accionar? Luego, pienso, ¿es que acaso necesitamos de logos del gobierno o de instituciones o empresas privadas en nuestros afiches para asegurar que lo que hacemos es real, útil y validado? ¿Es que acaso hizo falta en esta circunstancia un discurso inaugural de la ministra para saber qué estábamos haciendo, y para qué y para quiénes? Con esto creo que lo único que valida la escritura dramática nacional es el público que la observa, el hecho de cuánto sentido arroja en él o cuán necesaria es para formular crítica reflexiva sobre su entorno. Lo demás es una hermosa manera de agitar el lápiz con el fin de un desarrollo escritural meramente personal.

Digo, que si algo tiene de chilena una dramaturgia chilena es en aquello que encierra su forma, en el resultado de las decisiones del autor, que se ajustan a un compromiso político con su contexto país o comunidad, que es de debida urgencia y utilidad, para hacer reflexionar sobre un hecho transversal a la sociedad (ya sea ésta el vínculo estrecho ligado a un territorio de conocimiento directo con la experiencia del autor: llámese su población, su ciudad, su país, su comuna, su región, etc.), donde la acción discursiva es lo primordial, porque se da a entender desde un comienzo que no se ha escrito para el papel, sino que para formular nuevas construcciones de realidad, en un diálogo dialéctico con el que especta. Para mí ahí está la dramaturgia chilena, o del lugar que sea que se esté vinculado a su territorio, como desterritorialización de un centro que no es el Estado ni las instituciones ni la academia ni el mercado.

Y es que ¿cuántas de las obras que se han escrito han salido a la vida bajo el simple propósito de alcanzar reconocimiento entre sus pares o con el fin de ser titulado como la nueva dramaturgia chilena?


Para terminar quiero hacer un alcance sobre el efecto del teatro o la dramaturgia en este caso en el espectador. Creo que todos podemos emocionar con nuestras letras al que observa, porque las emociones son las que nos mueven, eso lo logran hasta las teleseries. Lo que me interesa es volver a rescatar la reflexión del que observa sobre cómo hacemos lo que hacemos a través del juego teatral, por medio de una escritura con sentido de utilidad para contrarrestar la oficialidad y para quienes forman parte de la ciudadanía, que no son sólo los que están inscritos en el sistema electoral.


200 años: NADA QUE CELEBRAR




Discurso inagural del Séptimo Encuentro de Teatro Porteño Independiente 2010, Valparaiso.


Es verano en Valparaíso post carnaval.

Pronto el sol se encargará de evaporar el olor que ha dejado convertida a nuestra ciudad en una especie de gigante baño público. Y volveremos a tener el olor de nuestro puerto, el olor de nuestros cerros, de nuestras cifras de desempleo, de nuestras ganas y esfuerzos por construir una mirada de la cultura que reconozca la necesidad de actividad permanente, profunda y libre de tanta parafernalia etílica y carnavalera.

Es enero en Chile 2010.

Estamos nosotros celebrando la inauguración del Encuentro de Teatro Porteño Independiente, que cumple siete años de ininterrumpido trabajo y crecimiento.

Mientras, en la capital, hay otros celebrando 200 años.

200 años de la independencia de un país.

200 años en que se ha buscado aniquilar las costumbres, prácticas, formas de economía, de relaciones, dichos, historias, necesidades y en fin las identidades de las comunidades, para conseguir así la homogenización necesaria al estado para configurar una identidad de nación única, la “identidad Chilena”.

Nosotros queremos decir que la historia no es solo una fecha en un calendario para recordar, preferimos pensar la historia como una construcción diaria, preferimos saber que la independencia se lucha y se gana en el presente, todos los días.

Cuando inauguramos una séptima versión del encuentro de teatro porteño independiente diciendo “200 años, nada que celebrar” es porque no queremos sumarnos a la algarabía de una celebración oficial que según nuestra perspectiva esconde bajo su manto de patriotismo, una cantidad de problemáticas sociales no resueltas, la calidad de la educación, la privatización de los recursos naturales y con ella la devastación del territorio y por supuesto la brutal represión que amargamente están sufriendo los pueblos originarios.

Ejemplos no nos faltan:

Pescadores artesanales amenazados de muerte por defender el mar en Mehuín.

Comunidades completas empobrecidas hasta la olla común por los efectos de la pesca de arrastre.

Mapuches asesinados por la espalda por la policía Chilena.

Proyecto minero Pascualama - Barrik Gold amenazando la vida de los diaguitas huascoaltinos.

Entonces en este año de festejos nacionales nos acordamos de Violeta Parra cantando “El pueblo amando a la patria y tan mal correspondido”

Mientras no haya justicia, mientras no haya respeto verdadero a las diversas identidades que conviven en este territorio llamado Chile, mientras tengamos que defendernos de las acciones que los gobiernos cometen contra su pueblo, mientras no haya igualdad de oportunidades, educación, salud y viviendas dignas, reconocimiento de las libertades de las comunidades y de los individuos, mientras Chile siga siendo de unos pocos, mientras sigan atestándose de pobres las cárceles y se siga rebajando la edad de responsabilidad penal, mientras vivamos en un país donde una cárcel puede ser una posibilidad de negocio privado, nosotros no tendremos “nada que celebrar” mas que nuestra propia independencia cotidiana, mas que lo que logran construir aquellos que siguen soñando con la posibilidad de un mundo mejor, más solidario y alejado de la vanidosa y devastadora codicia mercantil.

SEAN TODOS BIENVENIDOS AL SÉPTIMO ENCUENTRO DE TEATRO PORTEÑO INDEPENDIENTE



lunes, 8 de marzo de 2010

El poder de la naturaleza

En primer lugar quisiera dar un fuerte abrazo a todos quienes han sufrido de una u otra forma los efectos del terremoto y maremoto que han afectado a gran parte de nuestro territorio y a nuestra gente, y también a aquellos que no han sufrido daños pero se conmueven día a día con el sufrimiento de nuestros amigos, familiares y compañeros.

A pesar del dolor y la angustia que provocan los hechos que se han suscitado no podemos dejar de analizar políticamente esta situación.

Las fuerzas de la naturaleza son inevitables, está claro que el hecho de relacionarnos socialmente a partir de las premisas de un sistema económico y relacional basado en la fuerzas del mercado, el individualismo y en la disolución del Estado como institución rectora ha acentuado las consecuencias de la catástrofe.

En primer lugar quisiera referirme a asuntos estructurales. La fuerza depredadora de ciertos empresarios y sus contactos conspiradores dentro de la estructura administrativa no tiene límites. Construcciones que perpetuamente intentan abaratar costos de producción: reducción de cemento en las mezclas del concreto, economía en asuntos de construcción, falta de control de parte de las autoridades, tabiquería en vez de estructuras sólidas, deficiente instalación de cañerías, etc., constatan las prioridades de nuestro orden político: beneficiar siempre a la empresa privada a costa del sufrimiento del pueblo y la clase media.

Chile es un país sísmico y está claro que cada diez o veinte ha habido y habrá terremotos. No es lo mismo fiscalizar las construcciones en Suecia que en Chile. El sentido común indica prever, pero esta prevención no es posible si todo nuestro aparato institucional se construye sobre las bases del mercado. Los sistemas de control debería ser estrictísimos, pero esto no beneficia a la empresa privada, a las constructoras, a la empresas de seguros. Las concesionarias de nuestras carreteras construyeron éstas con el mínimo posible de costos, ahora se perciben las consecuencias, encima cobran peaje en tiempos de emergencia por viajes que tardan el doble o triple de lo habitual, caraduras!

El día después de la tragedia las constructoras y aseguradoras se declaran en quiebra. No existe un estado fuerte que pueda constitucionalmente poner las cosas en su lugar y que obligue a dichas empresas a reparar los daños que han causado. Todas la víctimas de la impertinencia de la empresa privada pasarán años en los tribunales y las víctimas de ésta tragedia tendrán que arreglárselas cada uno por su cuenta.

Dentro de los destrozos producto de las fuerzas de la naturaleza podemos contar a colegios y hospitales que, a pesar de nuestra circunstancia sísmica, no han sido renovados durante décadas. Un terremoto de amplias proporciones debía llegar para botar los viejos y raídos hospitales, cuando, considerando nuestra situación geográfica se debería haber hecho algún tiempo después del terremoto del 85 o en su defecto, en los años de la democracia. ¿Por qué no se hacen nuevos hospitales con normas antisísmicas vigentes? ¿Porque quién las hace? ¿El Estado subsidiario? ¿La Empresa privada?.

Hablemos ahora de los saqueos...

“Siembra y cosecharás”, y sí, estamos cosechando lo que sembramos. La delincuencia, el “lumpen y gran parte de la violencia organizada responden a un sistema injusto y excluyente que sólo genera odio y violencia. Este es el producto del sistema, y es tan lamentable como el sistema mismo.

Está bien que las Fuerzas Armadas se pongan de vez en cuando al servicio de los ciudadanos, pero nuevamente actúan de manera represiva, un toque de queda fue una medida que a todos nos recordó los años de la dictadura, es así como enfrentan la violencia que ellos mismos han sembrado, con violencia, porque un toque de queda es un acto de violencia.

Se ha desplegado una gran campaña de donación de dinero donde la empresa privada se ha “puesto” con el país. No pueden hacer otra cosa, si no se levantan las tres regiones más pobladas del país, c¿ómo vamos a consumir sus productos, endeudarnos en sus casas comerciales, pedir préstamos en sus bancos? ¿Por dónde van a circular sus mercancías? ¿Quién va a trabajar? La empresa privada está obligada a levantar Chile pues el Estado no tiene las atribuciones para hacerlo, está obligada a hacerlo para seguir depredando nuestros recursos, explotando a nuestros trabajadores, vendiendo Chile a las grandes transnacionales y defendiendo a través de ellas los intereses del Estado. No somos uno, no somos todos hermanos, ni somos todos iguales frente a la fuerza de la naturaleza.

Aprendamos la lección, reconstruyamos Chile nosotros mismos:

Asamblea Constituyente Nueva Constitución.

lunes, 22 de febrero de 2010

ATENCION !!

Se viene el primer

ENCUENTRO DE ARTISTAS POR LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

pronto más información

martes, 26 de enero de 2010

¿Cual es EL OTRO en el teatro chileno?

Texto presentado por la directora de Teatro Público, Patricia Artés, en la mesa "¿Quien es el otro en el teatro chileno?" en el contexto del encuentro AMBACHAM 2010, Talagante.


Al plantear esta exposición me pregunto a que nos referimos con el “otro”, por mi parte nombraré al OTRO como sujeto social que se instala en el teatro como discurso, como objeto de análisis y en su lugar de público.

Sin entendemos el OTRO como un lugar que se sitúa en el margen, hablaremos entonces de pobreza, de miseria, de segregación étnica, sexual, genérica, de reprimidos, de bajos sueldos, de cesantía, en fin, de todo aquello que molesta a la construcción de nuestro Chile bicentenarista, hablaremos de todo aquello que viene a manchar el cheque en blanco del país desarrollado. Este OTRO que habita en el margen, hace mucho rato que se instaló en la dramaturgia y en la puesta en escena chilena, sobre todo los últimos años donde es recurrente encontrarse con obras donde surge como discurso la pobreza y sus derivados, la que paradójicamente se sitúa en espacios formales que corresponden a instituciones culturales oficiales, de mercado, en las que el público que consume este teatro es el que tiene el poder económico para hacerlo, en un espacio que no da cabida a la subversión del orden establecido y que poco a poco se convierte en el único pertinente para “existir” en este modelo cultural. Entonces esta especie de oda a la miseria se configura como un gran poema melancólico que mira de manera sublime, por ejemplo, las casas de los cerros de Valparaíso, la libertad de sus perros y el bello espíritu bohemio de sus habitantes, el problema de este lindo poema, es que realmente las casas de los cerros de Valparaíso se están cayendo a pedazos, el problema es que la libertad de los perros callejeros es un problema de sanidad y seguridad, el problema es que el espíritu bohemio muchas veces representa al alcoholismo mas miserable y enajenante. Aparece entonces la estetizacion de la pobreza como casi una corriente artística de las nuevas generaciones, donde se establece una mirada paternalista del margen, donde se absorbe el OTRO y se hace institución.

Por otro lado el problema del público tiene directa relación con la obra misma, con la concepción integral del fenómeno teatral, ¿que es lo que digo?, ¿como lo digo?, ¿donde lo digo?, ¿a quien se lo digo?. Esta cadena aunque sea de manera inconsciente, si es que esto es posible, existe: se absorbe al OTRO se hace institución, se formaliza escénicamente, se exhibe en la sala de teatro de moda oficial, se dice a un público pequeño y mediano burgués que puede pagar la entrada. Entonces esta absorción del OTRO como sujeto social en el discurso teatral, lo anula, lo convierte en inofensivo, lo convierte en una estética que es consumida por su antagónico social, si esto pasa y la cadena esta clara, pedir que estos teatros se abran al OTRO es una quimera, a no ser que la cadena se plantee de otra manera.

A pesar de esta absorción el OTRO existe y tiene hambre, existe y se le reprime, existe y esta en la calle y muchas veces no se entera de lo que esta pasando en las salas de teatro ni con los grandes creadores, en otras ocasiones se rebela a esta estética de si mismo, la combate y habla de sí sin pre juicios ni paternalismo.

Hay experiencias que se gestan de otra manera, y no necesariamente se generan desde el aspecto formal que entendemos la cultura o el arte popular, me refiero a las propuestas que nacen desde la academia como lugar formativo, propuestas que hablan desde el OTRO, que son el OTRO, entonces ya no se trata de instalar al “otro” si no de ser el OTRO, abriendo espacios, convocando, hablando desde y para el OTRO.

Para terminar compartiré con ustedes una parte de un ensayo del dramaturgo Ingles Edward Bond, quién ha desarrollado una vasta reflexión teórica y política sobre el teatro.

Podría creerse que en nuestros días ya no se envía a la gente al teatro y que cada uno va por su propio gusto. Eso es una ilusión. Todavía es la sociedad la que nos envía. La sociedad tiene tanta necesidad del teatro como de otras instituciones- sus prisiones, universidades, parlamentos, etc.- Una sociedad injusta no se contenta con manipular la fuerza, travistiendo la violencia en respeto al orden, ella manipula la totalidad de la cultura. Cuando la sociedad explota de manera comercial el teatro corrompe la sociedad, puesto que el producto que ella explota es la imagen del ser humano. Explotar la imagen del ser humano crea más apatía y dolor que encadenar y hacer explotar un cuerpo humano.

La sociedad tiene necesidad del teatro pues a través de él va a la búsqueda de la imagen humana. Las grandes instituciones nacionales- teatros nacionales, universitarios, municipales, etc.- favorecen la cultura pero también la manipulan y la reprimen. Hacen de toda la sociedad un Ghetto… En una sociedad injusta, las fuerzas creadoras no pueden surgir más del estado, pues éste ya no es la encarnación de una clase progresista que funda su desarrollo en la razón humana: el sólo encarna a una clase explotadora y su capacidad de explotación. En nuestros días las fuerzas creadoras debieran emerger de las calles. Ya no existe el arte popular: este se ha convertido en el kitch de la sociedad mercantil. El arte de la calle es creador. El saber hacer y la disciplina de la calle tienen un poder tónico y liberador tanto o más fuerte que el de las academias. En una sociedad injusta, la calle puede mentir, pero la autoridad está obligada mentir. Las academias y los teatros institucionales no son capaces de explotar las capacidades del arte pues ellos no necesitan al arte. La calle tiene necesidad de arte.