2013


DESDE EL ARTE Y LA CULTURA

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viernes, 19 de noviembre de 2010

El crisol político del Teatro Argentino

De los países de América Latina, Argentina ha gozado, a lo largo de su historia, de una actividad teatral prolífica y creativa. En parte esto se debe a que desde fines del siglo XIX, Buenos Aires se ha convertido en un centro multicultural y pluriétnico. De hecho, entre el 1880 y el 1930, más de tres millones y medio de inmigrantes -con preponderancia de italianos y españoles pero también franceses, árabes, irlandeses, alemanes, entre otros- desembarcaron en Argentina en búsqueda de una nueva vida. Un buen número de ellos se insertaron en la producción agrícola–ganadera y algunos pocos lograron ser propietarios de tierra. Entre ellos, un gran sector se localizó en ciudades del interior del país y especialmente en la ciudad de Buenos Aires. De esta manera, la fuerte afluencia de inmigrantes contribuyó al enriquecimiento del teatro argentino, introduciendo, entre otras cuestiones, ciertos géneros europeos como la Commedia dell’Arte italiana, el sainete y la zarzuela española.Es a partir del entrecruzamiento entre culturas de distinto origen que surge, en 1886, lo que puede considerarse como la primera expresión de teatro nacional argentino. Se trata de la obra “Juan Moreira” presentada en el Circo Criollo de los hermanos Podestà.Con este espectáculo se asiste por primera vez a una puesta en escena original y autónoma de los géneros europeos. Este nuevo género teatral mezcla artes del circo y del teatro, recogiendo en su repertorio mayormente mitos populares.


Asimismo, a partir de los años 30, con el Teatro del Pueblo de Leonidas Barletta nace el teatro independiente. Este movimiento teatral inaugura una corriente artística innovadora que concibe este arte como una verdadera manera de “pensar y de hacer el teatro”. De esta forma, el teatro argentino se abre a los temas sociales más polémicos y se consolida como un fenómeno paralelo al teatro oficial subvencionado, forjándose un teatro económicamente independiente, autofinanciado así como más libre en lo que respecta a sus contenidos y puestas en escena.


Introducción al Teatro Político en Argentina


por Marta Mariasole Raimondi


El teatro, en tanto actividad escénica que se desarrolla a través de la relación entre actores y público, es un acontecimiento público por excelencia. Manifestación artística que representa la vida del hombre, su manera de percibirse y de percibir el mundo que lo rodea, el teatro es una expresión de la cultura de una sociedad y de su manera de relacionarse con la realidad. Hablar de ‘teatro político’ en relación a una actividad artística, estructuralmente tan dependiente del contexto social, resulta ser un verdadero desafió epistemológico. Sin embargo la noción de “teatro político” tiene un origen reconocido en los acontecimientos artísticos que tuvieron lugar durante el siglo XX a partir de autores como Erwin Piscator (1893-1966) y Bertolt Brecht (1898-1956). Estos autores concibieron al teatro como un mediador capaz de posibilitar un análisis de corte histórico y sociopolítico. Tanto Piscator como Brecht se convirtieron en un punto de referencia para todas las experiencias de teatro político que tuvieron lugar en lo sucesivo, especialmente durante el renacimiento cultural que se dio durante las luchas ideológicas de los años 60. En este período surgirán los trabajos del Living Theatre en Estados Unidos y el Teatro del Oprimido en Brasil. Ambos fenómenos sirvieron de evidencia de las “corrientes” de teatro político que se expandieron por fuera de Europa, tanto como instrumento de reivindicación política como forma de expresión del malestar social.
Esta tendencia fue evolucionando y diversificándose en las décadas posteriores, dando lugar a distintas expresiones que en general estuvieron en consonancia con las transformaciones del contexto social e histórico en el cual se generaban. En tanto fenómeno artístico, generalmente relacionado a una ideología de izquierda, hablar de ‘teatro político’ hoy en día, se vuelve un desafío complejo. En este marco, el propósito del presente artículo es analizar ciertas expresiones teatrales de los años sucesivos a la última dictadura argentina (1976-83), buscando explicar cómo el teatro pudo representar una herramienta política en dicho país.
Durante la investigación realizada en Buenos Aires -de septiembre a diciembre del 2006- me he interesado especialmente por las manifestaciones teatrales que se generaron en particular a partir de la crisis económica del 2001. Los interrogantes que movilizaron su estudio y que fundamentan este artículo son las siguientes: ¿Qué forma de expresión asumió el teatro en situaciones de crisis socio-política bajo una democracia?, ¿Qué tipo de prácticas políticas logran expresar estos teatros? En este sentido, nuestro artículo trata al teatro como manifestación artística capaz de develar, entre otras, las relaciones sociales, las dinámicas del poder, las prácticas políticas.