Estamos a unos
cuantos meses de las elecciones presidenciales y parlamentarias y el panorama
político se vuelve muy interesante. Al evidente rechazo ciudadano a la gestión
de la Alianza por Chile, encabezada por Sebastián Piñera, se suma la sensación de una baja de
popularidad de la pre candidata Michelle Bachelette producto del descrédito y
la desconfianza que genera en la ciudadanía, y el surgimiento de pre candidatos
que intentan canalizar las demandas instaladas en el imaginario nacional por el “movimiento social” que se viene
gestando hace ya algunos años. A todo esto debemos agregar que el enorme
porcentaje de abstención en las últimas elecciones municipales, puso en evidencia el colapso en la
representatividad de las coaliciones políticas instaladas en el poder bajo el
sistema binominal, coaliciones que han trabajado durante todos estos años para
mantener a cualquier precio un modelo económico que beneficia a los grandes
poderes económicos nacionales y transnacionales, dejando a su suerte a millones
de chilenos y chilenas que cada día deben sufrir los embates de una economía neoliberal descarnada.
Demandas como gratuidad en la educación,
nacionalización de los recursos naturales, re nacionalización de los servicios
públicos o nacionalización de la Banca, han sido asumidas por un amplio número
de ciudadanas y ciudadanos, obligando a instalar estas y otras demandas en la
agenda y en la discusión política nacional, incluyendo la urgente necesidad de
cambiar la Constitución, redactada por la dictadura de Pinochet y reafirmada
por la Concertación bajo el gobierno de Ricardo Lagos, a través de una Asamblea
Constituyente democrática y popular.
No podemos dejar de
mencionar que así como crece el movimiento social y profundiza sus demandas,
crece también la represión policial, los secuestros, abusos sexuales, balas
locas, allanamientos, montajes y el incremento de inversión en tecnología
represiva dispuesta por el Ministerio del Interior, lo que da cuenta del temor
del poder institucional y de su reacción frente a un movimiento que comienza a
desestabilizar el orden político y económico imperante y que se instala como un
protagonista de este momento de nuestra historia, marcado por la crisis de un
sistema de relaciones sociales, económicas y políticas cuyos cimientos
comienzan a socavarse.
Es este movimiento
y su protagonismo histórico el que
ha generado las condiciones para el surgimiento de pre candidaturas independientes como, por ejemplo, las
de Roxana Miranda o Marcel Claude, quienes se presentan para un amplio número
de personas como una posibilidad concreta hacia la cual dirigir sus votos, pues
han asumido en sus discursos, justamente, las demandas del movimiento social,
incluida la de un cambio de Constitución a través de una Asamblea
Constituyente.
Paralelamente un
grupo de partidos y organizaciones sociales llaman a no participar de las
elecciones a través de la abstención o bien a participar anulando o dejando en
blanco el voto, como una forma de dar cuenta del mínimo margen de
representación ciudadana que las elecciones constituyen bajo el modelo actual,
llamando a unificar esfuerzos en pro de desestabilizar, a través de la protesta
popular, una institucionalidad que no da espacios de participación y representación
real a los pueblos de Chile.
Sin duda se
comprende el entusiasmo que han despertado las precandidaturas alternativas a
la Alianza por Chile, a la Concertación, sus aliados y sus díscolos.
Después de estos años resulta evidente, y no sólo a nivel local, que el modelo
capitalista neoliberal hace aguas en todas las esferas de la convivencia
social, las naciones del mundo reclaman cambios profundos en sus instituciones
y para quienes creen aun en nuestro modelo “democrático” y desean un cambio en
nuestro sistema de relaciones, una candidatura que asuma esta realidad y
proponga una salida concreta a través de reformas profundas es para muchos una
posibilidad para entregar el voto.
Sin embargo en
Tod@s Trabajando estamos convencidos
de que la alternativa correcta es la desestabilización del sistema
electoral y del modelo neoliberal, la suspensión de las relaciones
capitalistas, la desestabilización
de todo el aparataje institucional,
la puesta en evidencia de la falta de representatividad no sólo del
sistema binominal, sino de la lógica democrática burguesa, para lo cual
llamamos, junto a otras organizaciones y partidos políticos a no participar del
proceso electoral, a la ABSTENCIÓN, o en su defecto al voto en blanco o la
anulación, así como a la puesta en evidencia de nuestra disidencia a través de
la movilización y una participación activa en la coyuntura política nacional.
Tod@s Trabajando considera que lo
importante en este momento de nuestra historia es dar continuidad al Movimiento
Social, sea cual sea la opción, votar o no votar, debemos continuar la lucha,
la movilización y la revuelta popular. No consideramos opciones totalmente opuestas el votar
por las candidaturas alternativas a la Alianza por Chile, la Concertación, sus
díscolos y sus cómplices electorales y el llamado a abstención, voto nulo o
blanco; después de las elecciones, que es
posible serán ganadas por los candidatos de la institucionalidad
legitimada por una Constitución impuesta a sangre y fuego, somos tod@s nosotr@s, votantes y no votantes,
decididos a la realización de cambios profundos en nuestra sociedad, los que
deberemos continuar la batalla. Consideramos que es indispensable que la
verdadera izquierda de nuestro país aúne criterios, postergue divergencias y se vuelque a las calles a
manifestar unida nuestro descontento y nuestro deseo de vivir en el Chile que
nosotras y nosotros queremos.
Ni Alianza, ni
Concertación, ni traidores, ni díscolos: la verdadera izquierda unida por una
Asamblea Constituyente democrática y popular, Nueva Constitución.
Tod@s Trabajando.
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