Ponencia de nuestro compañero Cristián Lagreze, integrante de Todos Trabajando, en la inauguración del Día del Teatro en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile.
Frente a la pregunta qué se celebra cuando se
celebra el día del Teatro, sólo una respuesta se me viene a la cabeza, hay poco
que celebrar.
Y esto porque después de la dictadura, y parto
después de la dictadura pues esta desmanteló
la actividad artística y el acceso y la participación en expresiones de
arte (hubo durante la Unidad Popular una intensa actividad artística, al menos
eso es lo que se percibe en documentos históricos y audiovisuales).
Quiero aclarar que por participación me
refiero a talleres, actividades artísticas en centros comunitarios, juntas de
vecinos, etc. Y esto desde nuestra perspectiva (todos trabajando) es muy
importante en cuanto al desarrollo cultural de la sociedad.
Decía, la dictadura desmanteló la actividad
artística, el acceso y participación en expresiones de arte, así como
desmanteló las redes de cooperación comunitaria, así como se ingresó la pasta
base a las poblaciones, todo con el propósito de enajenar a las masas
populares.
Entonces, aparece la Concertación, la que durante el gobierno
de Ricardo Lagos genera el primer documento de políticas culturales. De este
documento he extraído un par de citas que nos pueden dar alguna idea de los
objetivos que se trazó en cuanto al desarrollo de la actividad artística y
cultural:
“Los cambios socio- económicos que están ocurriendo en el país,
especialmente aquellos como el acelerado proceso de urbanización, el incremento
de los niveles educativos, mayor disposición de tiempo libre y la esperable
reducción del tiempo de trabajo son factores que potencian el desarrollo de las
Industrias Culturales.
Los productos
Culturales tienden a ubicarse dentro de las áreas de mayor crecimiento de la
economía mundial, además se promueven intercambios para su producción,
promoción y difusión a tal escala que lo convierte en el sector mas globalizado
de la economía mundial”.
“El Estado no define qué tipo de cultura le conviene a la Sociedad, pero
debe favorecer las condiciones que hacen posible tanto la libertad de los
creadores como el libre albedrío de las audiencias a preferir y escoger entre
diferentes bienes culturales”.
Latinoamérica es
el contexto principal de nuestro diálogo cultural, por cuanto es parte
privilegiada de construcción de nuestra identidad. Del mismo modo, cultivamos
una relación particular con Europa y por cierto Norte América, con quienes
compartimos valores de modernidad, de derechos humanos e individuales, de
democracia, tolerancia religiosa y libertad de expresión”.
Resulta
claro cual es el plan y en qué segmento de la sociedad se piensa cuando se
piensa en acceso a la actividad artística, por lo demás en todo el documento poco
o nada se habla de participación e, insisto,
para el desarrollo cultural de la comunidad la participación es
fundamental.
Es
decir, se instala al teatro, como a
todo, en la lógica de las relaciones capitalistas.
De
hecho se opta por los fondos concursables para iniciar los financiamientos de
creación e infraestructura. Y quién recomienda los fondos concursables para el
desarrollo de la actividad y consumo de expresiones de arte: el FMI, que es el
que dicta a los países en vías de desarrollo las directrices político
económicas que deben aplicar los gobiernos de turno.
En la
lógica capitalista el Estado se deshace de responsabilidades
(desnacionalización, privatización de empresas estratégicas, salud, educación,
fondos de pensiones, etc.)
A
propósito de los posibles cierres de La Memoria y Teatro el Puente se ha
discutido en diversos espacios la necesidad de que el Estado se haga cargo del
desarrollo de la actividad artística en general y teatral en particular.
Aquí
quiero desviarme un poco. Al inicio dije que no había mucho que celebrar,
porque sí hay cosas que celebrar. Donde se cierran espacios se abren otros. Y
pienso en la gran cantidad de espacios independientes, auto gestionados, que se
abren con esfuerzo y convicción, pienso en espacios levantados por gente de
teatro dentro y fuera del circuito teatral, en regiones, comunas y poblaciones,
pienso en colectivos y compañías que acercan sus creaciones a la comunidad y
que trabajan en talleres comunitarios, colegios y juntas de vecinos, que
trabajan por el desarrollo cultural de la población, de las masas populares.
Esto es importante, aunque nadie mande cartas al Mercurio, o a la Tercera o
envíe declaraciones fogosas porque se cierre uno de estos espacios. Y claro,
los que importan son los espacios legitimados dentro del imaginario del teatro
burgués, ¿o no?
Retomando:
mucho se ha hablado en las últimas semanas de la necesidad de que el Estado se haga cargo
del desarrollo de la actividad artística. No se puede pedir al Estado lo que no puede o no quiere dar. Un
Estado Neoliberal administra y subsidia. Nada más, éste es el rol que le otorga
la Constitución.
Si el
Estado no puede o no quiere hacerse cargo del desarrollo de la actividad
artística, del acceso y la participación, el arte debe convertirse en un objeto
de consumo y sobrevivir en el mercado.
El
Estado subsidió a Centro Mori, a Teatro San Ginés y a la escuela del Teatro la
Memoria. Los dos primeros sobrevivieron en la lógica del mercado, la Memoria
no. Por qué debiera el Estado volver a subsidiarla. Es como pedir un crédito
a CORFO, quebrar y volver a pedirle un crédito.
Si
queremos que el Estado se haga cargo del desarrollo, acceso y participación en
la actividad artística, debemos desmantelar la estructura política hegemónica.
Sólo así se resuelve el problema de la educación, de la salud, del derecho al
descanso, del desarrollo de la actividad artística, del desarrollo cultural de
la ciudadanía, de nuestros derechos laborales (de hecho yo trabajé boleteando
por más de ocho años en esta escuela, me echaron y no recibí ni un peso de
indemnización), de nuestra previsión social, etc.
Reestructurar
y democratizar el Estado y sus instituciones, renacionalizar los recursos
naturales, desprivatizar empresas estratégicas es de primera necesidad, y para
que esto sea posible un paso concreto a mediano plazo sería la redacción de una
nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente democrática y con
participación popular.
El día
que le doblemos la mano al poder político y económico e instalemos otro sistema
de relaciones sociales, políticas y económicas en nuestro país, podremos, a
nuestro entender, celebrar los trabajadores del arte y la cultura y toda la
ciudadanía, el día del Teatro o de cualquier otra forma de expresión artística.
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